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Bilbao

Bilbao Bilbao fue un viaje muy interesante y me sorprendió que tenía tanto divierto allí con mis amigos. Estoy muy contento que tenía la oportunidad ir a algun lugar donde todos los estudiantes de Sede Prim estaban juntos. Quedandonos en un hotel fue como vivir en la universidad otra vez. Echo de menos Middlebury y vivir con todos mis amigos. Sin embargo, el viaje estaba lleno de actividades interesantes y experiencias memorables.
Me encantó el Museo Guggenheim porque nunca he visto un museo tan interesante. El perro contruido de los flores fue muy guay, y también, cuando llegamos al museo, había un arco iris precioso encima del edificio. Me gustó la estructura del museo porque hay mucho espacio y el edificio funciona como un aspecto del arte en sí mismo. No sé por qué, pero todavíá estoy muy fascinada con la casa que cambia perspectiva depende de desde dónde estás mirandola. Otra cosa muy guay del Gugenheim fue los laseres que estaban proyectados sobre el edificio metalico y luminoso. Me gustó también el museo de Las Bellas Artes pero no reconocí el arte y por eso, no fue tan divertido como el estilo del Gugenheim. Durante el noche en Bilbao mis amigos y yo fuimos a un restaurante chino y no había comido la comida china en España, así que fue muy interesante y algo nuevo. Estaba muy contento que el restaurante tenía helado frito, porque para mí, es un postre sabroso y diferente. Después de comer, todos mis amigos miraban la tele y disfrutaban, y luego, los chicos decidieron salir por la noche. Cuando ellos salieron, mis amigas y yo empezabamos de pensar en una mala pasada graciosa para los chicos al llegado. Decidimos que sería muy gracioso desenroscar todas las luces un poquito para que no funcionen y para rehacer las camas en la manera de "shortsheet." Fue muy divertido porque luego durante la noche los chicos nos daron golpes de nuestra puerta para señalnar que la broma fue un éxito.
El proximo dia, la clase fue al mercadillo del pescado y la carne y para mí fue muy interesante porque nunca en mi vida he visto la variedad de los animales y las maneras de presentarlos, y además comerlos. Tengo que decir que la sangre como un sólido me da miedo, y las cabezas de los cerdos fueron extraños, pero me gustó ver todas esas cosas porque es un parte de la cultura.
Sobre todo, el viaje fue muy divertido y interesante (y MOJADO!) y ciertamente vale los 30 euros.

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